viernes, 28 de noviembre de 2014

ORA MÁS

28 de noviembre de 2014

Jehová está lejos de los malvados, pero escucha la oración de los justos.
Prov. 15:29. 

Juana volvía a casa después de una reunión donde me había oído hablar de la existencia, del poder y del amor maravilloso de Dios. Aquella noche, miles de personas fueron tocadas por el Espíritu Santo y muchas de ellas pasaron al frente aceptando a Jesús como su Salvador. Juana no. Era atea, no creía en Dios. Había ido a aquella reunión solo porque no tuvo el valor de rechazar la invitación de una amiga, a quien le debía algunos favores. 
 
Lo que nadie sabía es que aquella noche Juana había orado a Dios en su corazón. Lo había desafiado. Le dijo que si Dios era poderoso, podría hacer que su esposo, a quien no veía hacía más de 20 años, entrase en contacto con ella y ella creería en él. Cuando abrió la puerta de la casa, el teléfono sonó. Era el esposo. Juana contó este testimonio con Lágrimas en los ojos: "Yo sé que para Dios no hay imposibles", dijo. 
 
El Señor siempre escucha la oración del justo, afirma el proverbio de hoy. Siempre, no de vez en cuando. Siempre. No de la manera como tú deseas, pero siempre está listo a responder cuando tú le abres el corazón. 
 
Juana era atea. ¿Responde Dios la oración de alguien que no cree en él? Esas son cosas maravillosas de la fe. Para Dios no cuenta la manera como tú viviste. Para él solo cuenta el momento en que, arrepentido, tú reconoces tu situación y vuelves los ojos al Señor. 
 
"Jehová está lejos de los impíos", dice la primera parte del texto. Está "lejos", que en hebreo es râboq. En realidad, Dios no es el que está lejos de ellos, sino al revés. Los "impíos" son descritos en la Biblia como aquellos que menosprecian las enseñanzas divinas. Son los que se burlan o viven como si Dios no existiera. Con esa actitud, se apartan del Señor y, cuando en un momento de dificultad piden ayuda -porque hasta los más contumaces ateos claman a Dios en la hora de su muerte-, la oración de esas personas no llega al trono de la gracia. No es el arrepentimiento lo que los lleva a invocar el nombre de Dios. Es el miedo a las consecuencias del mal. 
 
Busca a Jesús en oración. Habla con él. Cuéntale tus luchas y tristezas. Cree que tu oración será respondida, porque "Jehová está lejos de los impíos; pero él oye la oración de los justos". 

Alejandro Bullón

jueves, 27 de noviembre de 2014

CÓMO SER FIEL Y RECTO

27 de noviembre de 2014

Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá. Sal. 101:6. 
 
Martín Lutero decía que el Salmo 101 era un espejo para los magistrados. En este salmo el rey David menciona las características que él deseaba ver en las personas que formaban parte de su reino. 

 En el versículo 6, que es el texto para nuestra meditación de hoy, el salmista destaca dos características de los futuros herederos del reino: fidelidad y perfección, o rectitud. 
 
Al decir "el que ande en el camino de la perfección", David muestra que la experiencia de la rectitud, santidad, fidelidad, justicia o como tú quieras llamarla, es una experiencia dinámica. Andar es moverse, es dar un paso después de otro, es avanzar. Nadie anda para atrás, excepto un cangrejo. 
El crecimiento en Cristo lleva tiempo. El Espíritu Santo necesita un segundo para convertirte, pero una vida para enseñarte a andar. Al comienzo tú caes, resbalas. Con el tiempo y con los dolores, aprendes a ser cuidadoso y vigilante. Caer no hace a nadie un derrotado. Permanecer caído, sí. 
 
Es necesario ejercitar la paciencia. Al comienzo puede darte la impresión de que no avanzas, o que nunca lo conseguirás. En esos momentos, toma el brazo poderoso del Padre y cree en él. Dios nunca te dejará ni te abandonará. 
 
Cuando Dios dice que sus ojos buscarán a los fieles de la tierra, se está refiriendo a todos los sinceros hijos que, reconociendo su fragilidad, lo buscan a fin de recibir de él fuerzas para una vida de victoria. El resultado de esa búsqueda diaria es la rectitud y la fidelidad. No te atrevas a fabricar rectitud. Acéptala gratuitamente de Jesús. 
 
Si tratas de tener estas características sin la participación directa de Jesús, ciertamente caerás en el terreno del moralismo, alimentado por el orgullo y movido por el egoísmo. El moralismo no es cristianismo, en ningún caso. 
 
Haz de hoy un día de comunión con Jesús. Andando, comprando, vendiendo, trabajando o estudiando. Permite que Jesús participe de tu experiencia. Toma la mano poderosa del Salvador, porque él dice: "Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá".

miércoles, 26 de noviembre de 2014

EXTIENDE LA MANO Y RESPETA

 

miércoles, 26 de noviembre de 2014

El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor; pero el que tiene misericordia del pobre.
Prov. 14:31.
 
Se mide la grandeza de espíritu por la manera como se administra el poder y el dinero. Conocí a un hombre poderoso y rico que repentinamente perdió todo lo que tenía. La situación desesperada en que se encontraba lo motivó a leer la Biblia , después de ver mi programa de televisión, “El dinero me hizo soberbio. Me sentía un semi dios, dueño del mundo y de los que en él habitan —me dijo—. Si. hubiese conocido la Palabra de Dios, hubiera actuado de modo diferente”.
 
Cuando lo conocí comenzaba a levantarse otra vez en el mundo de los negocios. Esta vez con una actitud cristiana. Respetaba a sus trabajadores, los llamaba “mis colaboradores”, y los domingos preparaba un almuerzo especial para los pobres de la ciudad donde vivía.
 
La promesa que Dios presenta en el proverbio de hoy es que él honrará al que se compadece del necesitado. Somos canales a través de los cuales Dios quiere atender a aquellos que por algún motivo sufren. Si el canal está obstruido, Dios busca otro canal. Mientras el canal esté fluyendo limpiamente, Dios continuará bendiciendo a aquella persona.
 
Aunque este texto habla expresamente de los pobres y necesitados físicos, el mensaje se aplica también a las necesidades del alma. Las personas felices están siempre atentas y listas para ofrecer una palabra de ánimo al deprimido y un gesto de cariño y comprensión a los que atraviesan por el valle del sufrimiento.
 
El retorno es inmediato. No hay mejor bálsamo curador para las enfermedades del espíritu que extender la mano a quien necesita más que tú. La paz del espíritu y la satisfacción del deber cumplido, van juntas. Una es consecuencia de la otra.
 
Extiende la mano. Contempla a las personas como lo que son, frutos de la creación, reflejos de la misma imagen de Dios. Tratarlas con dignidad es tratarte a ti mismo con respeto. Esas personas pueden estar ahí, a tu alrededor, más cerca de lo que imaginas. Que Dios te prospere a lo largo de la jornada de este nuevo día. Evalúa tus relaciones humanas, porque “el que oprime al pobre afrenta a su Hacedor; pero el que tiene misericordia del pobre ”.
Alejandro Bullón

martes, 25 de noviembre de 2014

ELEVA TU ALMA

martes, 25 de noviembre de 2014



Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; haz- me saber el camino por donde ande, porque a ti be elevado mi alma. Sal. 143:8.

Hay ocasiones en que tú te vas a dormir lleno de problemas, con la esperanza de que a la mañana siguiente, al salir el sol, su luz disipe tus pesares así como la oscuridad de la noche, para verte libre de las dificultades que te rodean.
 
David no era diferente a ti. Ninguno de los personajes famosos de la Biblia dejó de enfrentar circunstancias sofocantes. Detrás del final victorioso de muchos héroes es posible encontrar momentos de lágrimas, temor, desánimo y hasta la voluntad de desistir.
 
Si tú vives en un mundo marcado por el dolor y el sufrimiento, es claro que muchas veces éstos tocarán a la puerta de tu corazón. Las dificultades y los problemas son como las piedras en medio del camino. Es preciso retirarlas para poder continuar en dirección a los objetivos propuestos.

 En el caso de David, él no esperaba encontrar la solución por sí mismo. “En ti he confiado”, afirma el texto de hoy; y esa confianza lo llevaba a esperar que a la mañana siguiente Dios le daría la respuesta.
 
Siempre hay una salida para las circunstancias aparentemente insolubles. El secreto de la victoria es descubrir cuál es el camino. Por eso, el salmista suplica: “hazme saber el camino por donde ande”.
Este “mostrar” o “saber”, no es algo místico. No consiste en quedar parado en algún rincón de la vida, esperando una revelación “trascendental”. Si Dios quisiese hacer eso, podría hacerlo. Lo hizo algunas veces a lo largo de la historia, pero hoy tú tienes su Palabra escrita, y a través de ella, Dios está listo a mostrarte las salidas.
 
Nada está perdido cuando Jesús está en el control de tu vida. Si tú no derramaste lágrimas, ¿dónde estarían los prismas para que tu vida se torne un arco iris? No desistas. Abre la Biblia y busca las respuestas divinas para las dificultades en tu matrimonio, en la relación con tus hijos, en la vida financiera o profesional.
 
Hoy es la “mañana” que menciona el salmista. Escucha la voz de Dios y encara los desafíos de la vida con coraje y valor. Di como David: “Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma”.

lunes, 24 de noviembre de 2014

NO TE OLVIDES

lunes, 24 de noviembre de 2014
“Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo.”  Prov 19:18
 
El texto original hebreo no menciona la posibilidad de castigar el hijo al punto de matarlo. Al contrario, el mensaje es: “castiga a tu hijo mientras hay esperanzas, porque si no lo haces serás responsable por su muerte”. El verbo castigar, en hebreo yassér, incluye tanto la idea de instrucción como de reprensión. Mediante la instrucción tú plantas la semilla del conocimiento en la vida de tu hijo. A través de la reprensión, quitas las hierbas malas que aparecen espontáneamente.
 
Enseñar es una experiencia fascinante. En las últimas vacaciones viajé acompañado de mi nietita de un año y medio. Era impresionante verla repitiendo las palabras. Los tíos trataban de enseñarle algo nuevo, y ella se mostraba ávida de aprender. Personalmente me gusta enseñar. Es como si uno se dividiera en mil pedacitos para vivir en el corazón de las otras personas. Pero enseñar es tan solo la mitad del proceso educativo. La otra mitad, tan importante como la primera, es la reprensión, o el castigo, como lo llama la Biblia. Aquí no se habla necesariamente del castigo físico, aunque desde el punto de vista bíblico, tenga lugar en la educación. La idea del texto es llamar al niño al buen camino cuando, llevado por los instintos, se acerca peligrosamente al precipicio.
 
La tendencia moderna de excluir el castigo en la formación del niño es temeraria y puede ser fatal. ¿Qué harías tú si tu hijito se acercara al abismo? Dialogarías, ¿verdad? Correcto. Pero, ¿y si insiste? Continuarías dialogando. Muy bien. ¿Y si él continuara insistiendo en acercarse al precipicio? ¿Lo sacarías de allí? La vida está llena de precipicios y abismos morales, que no son solamente peligros físicos. Son peligros que tienen consecuencias eternas.
 
Por tanto, no te mantengas en silencio, no falles, no dejes de cumplir con tu deber. Disciplina, instruye y reprende. Muestra el camino y llama la atención cuando sea necesario. No es suficiente con ser padre. Tienes que disciplinar. Disciplinar es amar. Corregir es ser responsable. En esa tarea tú no estás solo. El Dios que te dio a tus hijos como un regalo de amor, sabrá orientarte en la educación de los mismos.  Que Dios te bendiga, y recuerda: “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo”.

martes, 7 de octubre de 2014

DE MAÑANA

DE MAÑANA

Oh Jehová, de mañana oirás mi voz, de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.  Salmo 5:3 Amaneció.


Ya es un nuevo día.  Tú estás ahora ante nuevos desafíos.  Hay momentos en que crees que no tienes más fuerzas.  Te sientes cansado, agotado, y pequeño ante los problemas aparentemente insolubles.  El consejo del salmista para ti es:Ora, clama a Dios, coloca en las manos divinas la carga que está resultando demasiado pesada para ti.
Si tú analizas el texto de hoy, verás que el autor habla de cuatro cosas:

Primero: ora, ora mucho, no te canses de orar.  David dice: "Me presentaré delante de ti".  El secreto de una vida victoriosa es la oración.

En segundo lugar: ora de mañana, cuando te despiertes, luego de una noche durante la cual tus pensamientos y preocupaciones se aquietaron, cuando tu mente todavía no fue perturbada por las agitaciones del día, y puedes percibir mejor la respuesta divina.  El mismo Dios prometió: "Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan".

En tercer lugar, ten la seguridad de que el Señor oirá tu voz.  Él es un padre amoroso y preocupado por la felicidad de sus hijos.  Cuando Jesús estaba en este mundo dijo: "¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?  ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?  Pues si vosotros, siendo malos sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?"
Finalmente, quédate esperando.  No corras.  No tengas prisa.  Espera hasta recibir respuesta.  La expresión "esperar" en hebreo, significa literalmente "mirar para arriba", esperando la respuesta de arriba, con gratitud, si las cosas acontecen como tú deseas o con paciencia, si Dios te está mostrando otra salida.

En todo caso, no dejes de orar, continúa esperando y confiado.  Aunque las tormentas de la vida parezcan hundir tu embarcación, tu Dios no duerme, ni se adormece.  Está siempre vigilante, interesado en resolver tus problemas de la mejor manera, aunque tú no lo comprendas ahora.  Por eso, antes de salir de casa hoy, di: " Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti y esperaré".

(Meditaciones Matinales para Adultos 2008 Cada día más sabio de Alejandro Bullón)

* Prov.  8:17 **Mateo 7:9-11

viernes, 22 de agosto de 2014

La comunidad de profetas

                             


La comunidad de profetas
También allí los miembros de la comunidad de profetas de la ciudad se acercaron a Eliseo y le preguntaron: “¿Sabes que hoy el Señor va a quitarte a tu maestro, y a dejarte sin guía?”. “Lo sé muy bien. ¡Cállense!”. 2 Reyes 2:5.
Elías está terminando su ministerio, y Eliseo sabe que tendrá que comenzar el suyo sin la compañía ni la guía del profeta del Monte Carmelo. Frente a tal expectativa, Eliseo no se separa de su maestro ni por un instante.
Elías intenta dejarlo varias veces, pero siempre recibe la misma respuesta de Eliseo: “Yo voy contigo”. La historia de Rut viene a la memoria, con la repetida negación para abandonar al otro. Motivos diferentes, situaciones diferentes, pero igual resultado: victoria final y bendiciones para aquel que eligió quedarse.
Tanto en Bet-el como en Jericó, los miembros de la comunidad de los profetas se acercan a Eliseo para decirle que el Señor le quitará a su maestro y que lo dejará sin guía. En los dos casos, Eliseo responde que ya lo sabe y que no necesitan recordárselo.
Que la información que tengas sea verdad no significa que la tengas que estar repitiendo todo el tiempo a todo el mundo. Hay momentos, circunstancias y personas que debes respetar (y cuidar), antes de hablar.
Cuando llegan los dos profetas a la orilla del Jordán, a una cierta distancia los acompañan unos cincuenta miembros de la comunidad de los profetas. Ellos fueron los testigos privilegiados de la ascensión de Elías y del inicio del ministerio de Eliseo. El reconocimiento del Espíritu Santo en la vida de Eliseo fue inmediato. La fe en el poder divino demoró un poco más.
Tú puedes ser miembro de la iglesia y ser testigo de milagros, de grandes transformaciones en las vidas de las personas que te rodean, lo cual es el mayor de los milagros que Dios puede realizar. Reconocer la acción del Espíritu Santo en un momento no es garantía de que siempre lo conseguirás hacer.
Haber sido guiado por la mano de Dios un día no es garantía de que siempre te podrá guiar. Es una decisión que debes tomar cada día. Tómala hoy.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor

jueves, 21 de agosto de 2014

Los oficiales de Ocozías

                             

Los oficiales de Ocozías
Ocozías hijo de Acab ascendió al trono de Israel en Samaria en el año diecisiete de Josafat, rey de Judá, y reinó dos años en Israel. Pero hizo lo que ofende al Señor, porque anduvo en los caminos de su padre y de su madre, y en los caminos de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo que Israel pecara. 1 Reyes 22:51, 52.
Ocozías tuvo un accidente al caer de una ventana, y envía un grupo de mensajeros a consultar al dios de Ecrón sobre su futuro. El profeta Elías interrumpe el viaje de la comitiva y los hace regresar, avisando que el rey morirá. Ese primer grupo no conoce al hombre de Dios, pero apenas lo describen –solamente la vestimenta– y presentan su informe, Ocozías entiende que es Elías quien habló, y lo manda a prender.
 
Tres grupos de oficiales son enviados con la misma misión. Los dos primeros fueron –literalmente– consumidos por fuego divino. El tercer contingente actúa de una manera marcadamente diferente, y consigue no solo sobrevivir, sino además llevar al profeta hasta la presencia del rey.
 
Elías se encontraba en la tranquilidad de la cima del monte. Un lugar así nos acerca a la presencia de Dios. El silencio y la quietud nos permiten escuchar mejor la voz del Señor. Quizá sea por eso que los dos primeros mensajeros, representantes de los poderes del mal, lo primero que le dicen al profeta es “baja”.
 
Es interesante que ambos comiencen reconociendo a Elías como un hombre de Dios. Tus palabras, tu vestimenta, tu forma de actuar, tu posición frente a la vida, tu elección por estar en la cima del monte, cerca de Dios, hace fácil reconocerte como un hombre o una mujer de Dios.
 
Con el segundo contingente, la orden será más enfática: “Baja inmediatamente” (2 Rey. 1:10). La única forma que existe para que el enemigo pueda atraparte, llevarte a sus dominios y rendirte, es haciéndote bajar a su territorio. Mientras estés en la cima del monte, en el territorio de Dios, nadie tiene poder para alcanzarte ni tocarte.
 
Hoy puedes elegir si vivir en la cima del monte o en el territorio del enemigo. Recuerda que allí arriba difícilmente podrás estar acompañado por mucha gente y que no tendrás las comodidades que el valle te ofrece, pero ese es el territorio de Dios; por lo tanto, es el mejor lugar del mundo para ti y para mí.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor

miércoles, 20 de agosto de 2014

Ocozías

Ocozías

 Ocozías hijo de Acab ascendió al trono de Israel en Samaria en el año diecisiete de Josafat, rey de Judá, y reinó dos años en Israel. Pero hizo lo que ofende al Señor, porque anduvo en los caminos de su padre y de su madre, y en los caminos de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo que Israel pecara. 1 Reyes 22:51, 52.

 
 
Humanamente hablando, no se podría esperar mucho más de Ocozías de lo que este versículo relata. Hizo lo que ofende a Dios, anduvo en los caminos de sus padres y colaboró para que el pueblo de Israel continuara pecando.
 
Desde el punto de vista humano, el pecado a veces no nos sorprende, hasta que supera los límites que nosotros mismos colocamos. Por ejemplo: que un dirigente de la iglesia cometa adulterio consigue llamar nuestra atención (en algunos casos roza el escándalo), porque supera los límites que marcamos. Dicho de otro modo, aceptamos diversos niveles de pecados. Esto es un error.
 
Nos acostumbramos tanto, por ejemplo, al chisme, a la mentira y a la murmuración, que ya forman parte de la “normalidad”.
 
“Fulano –dirigente de la iglesia– me contó un chisme”. Dejó de ser un problema, para transformarse en la introducción para que yo también me entere de la información que está circulando. Nadie se escandaliza.
 
“Fulano –dirigente de la iglesia– estaba fumando y bebiendo en el bar”. Superó los límites. Nos incomoda. En esos casos, reaccionamos.
 
Aquellos pecados “normales”, “comunes”, “repetidos por todos”, los observamos como características de la naturaleza humana, casi no le damos importancia espiritual; cuando, en realidad, uno solo de esos pecados sin confesar, sin que se muera frente a la fuerza del arrepentimiento, nos puede dejar fuera del Reino de Dios.
 
En una oportunidad, Ocozías se unió con Josafat para construir una flota, con la idea de traer oro de Ofir. No lo consiguieron, porque la escuadra naufragó. Ante el fracaso, el rey de Israel propuso un segundo intento; pero Josafat, advertido por un profeta, no aceptó la propuesta (1 Rey. 22:48, 49).
 
La diferencia entre el hombre prudente y el insensato es que mientras este no entiende la voz de Dios y vuelve a repetir el error, el primero se aleja del mal. Tú eliges qué harás con tu vida eterna. Tan solo recuerda que un pecado “normal” te puede dejar fuera del cielo.
 
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor

martes, 19 de agosto de 2014

Josafat

Josafat

 
Siempre siguió el buen ejemplo de su padre Asa, y nunca se desvió de él, sino que hizo lo que agrada al Señor. Sin embargo, no se quitaron los santuarios paganos, de modo que el pueblo siguió ofreciendo allí sacrificios e incienso quemado. 1 Reyes 22:43.
 

La Biblia dice que fue un buen rey. No esconde sus errores ni sus limitaciones, pero lo incluye en la lamentablemente breve lista de los reyes que hicieron lo correcto ante los ojos de Dios.
 
Josafat no es perfecto; no consiguió completar la tarea de limpieza espiritual. Dejó los santuarios paganos, propiciando así que el pueblo siguiera ofreciendo allí sacrificios e incienso quemado.
 
¿Te das cuenta? Pequeños detalles que no realizamos dejan la puerta abierta para grandes problemas. El buen hijo de Asa hizo varias cosas correctas, pero dejó un espacio espiritual desguarnecido, y allí aprovechó el enemigo de Dios para lastimar el corazón del Padre.
 
Hace dos días, cuando hablábamos del profeta Micaías, observamos a Josafat sentado al lado del rey Acab. Eran parientes, y estaban comprometidos política y militarmente. Ya señalamos que el problema del “yugo desigual” va más allá del casamiento; pero creo que será bueno regresar sobre otro aspecto que también mencionamos: las decisiones que tomamos más allá de la posición y las indicaciones de Dios.
 
Josafat es quien pide la presencia de un profeta verdadero. Gracias a él se entera de la verdadera posición del Cielo en relación con esta empresa militar. Es el momento de obedecer. Es el instante en el que, como buen hijo de Dios, debería frenar la locura del impío Acab. Pero no hace nada. Al contrario: va a la guerra.
 
¿Qué tipo de religión tiene Josafat? Tal vez, la misma que tenemos varios de nosotros. Es la religión de la decisión personal previa y particular. Es la religión del “Bendíceme”, no la del “Guíame”. Es la religión que elige a la novia (o al novio) y después se la presenta a Dios, sin que él pueda –ni siquiera– opinar. Es la religión que exige la aprobación divina a los proyectos humanos. Es la religión del “Hago lo que quiero hacer” y después veo, por más que sé que el Cielo está en contra.
 
Recuerda que mejor que pedirle perdón a Dios por tu pecado, es pedirle que te dé fuerzas para no cometerlo.
 
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor

lunes, 18 de agosto de 2014

Sedequías

Sedequías

                            


Al oír esto, Sedequías hijo de Quenaana se levantó y le dio una bofetada a Micaías. “¿Por dónde se fue el espíritu del Señor cuando salió de mí para hablarte?”, le preguntó. 1 Reyes 22:24.



Los mentirosos, además de profundamente falsos, son tristemente divertidos. Se animan a sobreactuar en ciertas situaciones, que alcanzan a rayar lo ridículo. A veces, llego a pensar que los embusteros siempre creen en sus falacias. Ellos afirman, parece que convencidos, cosas que quien conoce la verdad sabe que no son así. Ni siquiera la duda o la vergüenza los frenan. Mantienen sus mentiras con la mayor naturalidad.
Cuando Acab, por pedido de Josafat, pide la presencia de los profetas, entre el grupo de mentirosos llega Sedequías, con toda su fuerza teatral en manos. Dando un paso al frente (¡los mentirosos siempre quieren aparecer frente a la platea real!), llamando toda la atención sobre él (solamente faltan las luces iluminándolo), con dos cuernos de hierro en sus manos, predice que empujarán a las cornadas al ejército sirio para afuera del territorio israelita.
Luego de la presentación teatral, jocosa y exagerada, el rey de Judá pedirá un profeta serio, verdadero y del Señor. En ese contexto llega Micaías.
Quizá te toque “entrar en escena” cuando la mentira esté dominando la situación. No te acobardes por eso: nadie puede mentir a todos todo el tiempo; pero tú siempre puedes decir la verdad a todos. Lo verdadero, más tarde o más temprano, se mostrará como lo único válido.
Al escuchar la predicción desalentadora de Micaías, Sedequías se levanta y le da una bofetada (el más grande de los insultos en las culturas orientales). El atrevimiento del mentiroso no conoce límites.
Para el mentiroso, la única solución es Cristo. Para la mentira, incluso aquella que te afecta directamente, aquella que te ofendió, la que te hirió, la solución es el tiempo. Sí, el tiempo es la única opción que existe para que aparezca la verdad.
Cristo dijo que conoceríamos al árbol por sus frutos. Pero, a veces, el árbol demora para darlos. Durante ese tiempo, es posible que los Sedequías que te rodean aparenten con su escenificación, y quieran dominar la historia y controlar la situación.
Quizá tú, que estás con la verdad, puedas estar sufriendo; pero el Cielo te dará tu legítima y genuina recompensa. Aprende a esperar en aquel que es el Camino, la Vida y la Verdad.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor

sábado, 16 de agosto de 2014

La siembra de la verdad

La misión de Cristo no fue entendida por la gente de su tiempo. La forma de su venida no era la que ellos esperaban. El Señor Jesús era el fundamento de todo el sistema judaico. Su imponente ritual era divinamente ordenado. El propósito de él era enseñar a la gente que al tiempo prefijado vendría Aquel a quien señalaban esas ceremonias. Pero los judíos habían exaltado las formas y las ceremonias, y habían perdido de vista su objeto.
Las tradiciones, las máximas y los estatutos de los hombres ocultaron de su vista las lecciones que Dios se proponía transmitirles. Esas máximas y tradiciones llegaron a ser un obstáculo para la comprensión y práctica de la religión verdadera. Y cuando vino la Realidad, en la persona de Cristo, no reconocieron en él el cumplimiento de todos sus símbolos, las sustancia de todas sus sombras. Rechazaron a Cristo, el ser a quien representaban sus ceremonias, y se aferraron a sus, mismos símbolos e inútiles ceremonias.
El hijo de Dios había venido, pero ellos continuaban pidiendo una señal. Al mensaje: "Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado",* contestaron exigiendo un milagro. El Evangelio de Cristo era un tropezadero para ellos porque demandaban señales en vez de un Salvador. Esperaban que el Mesías probase sus aseveraciones por poderosos actos de conquista, para establecer su imperio sobre las ruinas de los imperios terrenales.
Cristo contestó a esta expectativa con la parábola del sembrador. No por la fuerza de las armas, no por violentas interposiciones había de prevalecer el reino de Dios, sino por la implantación de un nuevo principio en el corazón de los hombres.

Cada Dia Mas Sabio

Inteligencia no es sinónimo de sabiduría. La diferencia entre ambas es vital para tener éxito en esta vida y conquistar la felicidad eterna. No alcanza con poseer el conocimiento. Hay que ser sabio para dar el paso correcto en el momento oportuno y en la dirección adecuada. El espejismo del conocimiento humano desprovisto de la sabiduría divina es la trampa que pierde a muchos en nuestra época. Un verdadero cristiano reflexiona y está dispuesto a cambiar el rumbo de su existencia cuando reconoce que su inteligencia se desvanece frente a la sabiduría celestial. Los consejos cotidianos que el pastor Alejandro Bullón comparte en estas páginas son el resultado de su propia experiencia, como evangelista público y siervo de Dios, al encontrarse con personas que han decidido aceptar o rechazar el camino de la sabiduría. Además, son un testimonio incuestionable del poder de la palabra de Dios para cambiar la dirección de una vida equivocada. De manera que si cada día atesoramos las joyas de la sabiduría expresadas en Salmos y Proverbios, andaremos con ventaja la jornada que se nos ofrece.

Cada Dia Mas Sabio


Inteligencia no es sinónimo de sabiduría. La diferencia entre ambas es vital para tener éxito en esta vida y conquistar la felicidad eterna. No alcanza con poseer el conocimiento. Hay que ser sabio para dar el paso correcto en el momento oportuno y en la dirección adecuada. El espejismo del conocimiento humano desprovisto de la sabiduría divina es la trampa que pierde a muchos en nuestra época. Un verdadero cristiano reflexiona y está dispuesto a cambiar el rumbo de su existencia cuando reconoce que su inteligencia se desvanece frente a la sabiduría celestial. Los consejos cotidianos que el pastor Alejandro Bullón comparte en estas páginas son el resultado de su propia experiencia, como evangelista público y siervo de Dios, al encontrarse con personas que han decidido aceptar o rechazar el camino de la sabiduría. Además, son un testimonio incuestionable del poder de la palabra de Dios para cambiar la dirección de una vida equivocada. De manera que si cada día atesoramos las joyas de la sabiduría expresadas en Salmos y Proverbios, andaremos con ventaja la jornada que se nos ofrece.